noviembre 8, 2024

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La normativa española sobre ayudas directas a las empresas llega varios meses más tarde que en Alemania, Francia e Italia

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Funcas | Con la prolongación de la crisis y las sucesivas fases de apertura y cierre de la economía, la situación financiera de muchas empresas y pequeñas empresas se ha deteriorado, amenazando la supervivencia de parte del tejido productivo. Existe la perspectiva de quiebras masivas y un aumento de la morosidad, con el riesgo que esto conlleva para las instituciones financieras y para la financiación de la economía en su conjunto. Por tanto, los gobiernos europeos han optado por realizar operaciones de ayuda directa y refinanciación.

El objetivo de esta nota es presentar iniciativas recientes en ayudas directas de los gobiernos alemán, español, francés e italiano.

Criterios para la concesión de ayudas

En algunos países, como Alemania y Francia, la ayuda comenzó a fluir en el otoño, en medio de la segunda ola. Pero el esquema se limitó a las empresas que enfrentan restricciones administrativas en sus actividades. Sin embargo, desde principios de año, las ayudas se han extendido a todos los sectores. España e Italia han seguido su ejemplo, pero con una diferencia importante: mientras que en Italia la ayuda se ha extendido al conjunto de la economía, como en Alemania y Francia, en España se limita a los sectores más afectados (comercio, hoteles, etc.) .

Por otro lado, la concesión de ayudas depende de umbrales determinados por el porcentaje de ingresos perdidos debido a la crisis. En Alemania, España e Italia, solo pueden solicitar ayudas las empresas que hayan reducido su volumen de negocios en al menos un 30% con respecto a 2019. En Francia, los criterios son más flexibles, especialmente en los sectores más afectados por la crisis, que pueden recibir una transferencia del primer euro perdido.

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El requisito de sostenibilidad parece tener poca importancia en todos los países, quizás porque no es fácil establecer criterios objetivos sin retrasar excesivamente la asignación de recursos. Los gobiernos se preocupan principalmente por limitar la erosión del tejido productivo, incluso si esto significa mantener algunos negocios insostenibles. En el caso de España, la normativa excluye de las ayudas únicamente a las empresas que ya sufrían pérdidas antes de la crisis. Y en Alemania, la evaluación del grado de viabilidad la realizan los Länder.

Cantidades de ayuda

El sistema alemán es el más generoso de los cuatro examinados, en particular en lo que respecta al límite máximo de la ayuda que se puede conceder (hasta 1,5 millones de euros). Sin embargo, solo se tienen en cuenta los costos fijos al calcular los beneficios, a diferencia de los otros tres países, que se basan en la pérdida total de facturación.

El importe de la ayuda es relativamente bajo en España en comparación con los otros tres países. Sólo se compensan del 20 al 40% de los ingresos perdidos por las empresas de los sectores más afectados por la pandemia, frente al 20 al 60% en Italia y hasta el 100% para las pequeñas empresas en Francia. La tasa de compensación puede alcanzar el 90% en Alemania.

Sin embargo, España es el único país que otorga un beneficio mínimo de 4.000 euros para todas las empresas elegibles. Esto podría resultar especialmente beneficioso para las pequeñas empresas. Mientras tanto, cabe destacar que en Francia, las empresas con una caída de facturación superior al 50% y que no se hayan visto afectadas por las restricciones de actividad o formen parte de los sectores prioritarios (hoteles, etc.) pueden beneficiarse de una beneficio global de 1.500 euros.

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Costo presupuestario e implementación

El costo estimado de las medidas refleja las características de los programas, que están diseñados de manera más generosa en Alemania y Francia, como se describió anteriormente. Además, en el caso de Francia, no se fija ningún límite presupuestario porque la ayuda se considera parte de los estabilizadores automáticos. Por tanto, el gasto total fluctuará en función de la asignación de ayuda.

Finalmente, la gestión de las medidas varía considerablemente de un país a otro. En Francia e Italia, las solicitudes se realizan directamente desde el sitio web de la administración tributaria, que es el organismo encargado de conceder las ayudas. En Alemania y España, la implementación está a cargo de las administraciones autonómicas, en el caso de España, tras una convocatoria de candidaturas lanzada por cada una de las Comunidades Autónomas.

Finalmente, y a modo de conclusión, en el caso de España, la principal objeción a las ayudas directas es que la liquidación se produjo varios meses más tarde que en los otros tres países. Además, su cobertura es relativamente limitada, ya que solo se aplica a los sectores más afectados por la pandemia. Pero el principal riesgo es que la implementación será más compleja que en otros países, lo que podría retrasar significativamente la llegada de la ayuda. Además, esto podría plantear problemas de gestión y crear disparidades entre las distintas comunidades autónomas.

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