PARÍS: La inflación francesa se mantuvo inesperadamente en un máximo histórico en noviembre, desafiando una desaceleración en otras partes de la eurozona y debilitando los llamados al Banco Central Europeo (BCE) para reducir el ritmo de las subidas de tipos de interés.
Los precios al consumidor en la segunda economía más grande del bloque monetario aumentaron un 7,1% respecto al año anterior, igualando el aumento de octubre, dijo ayer el instituto de estadísticas Insee.
Los analistas encuestados por Bloomberg habían estimado un aumento del 7%.
Los bonos europeos extendieron su declive después de los datos, y los rendimientos alemanes a 10 años aumentaron hasta seis puntos básicos hasta el 1,98% antes de reducir el movimiento.
El informe francés sigue a las cifras de inflación más débiles del martes para Alemania, España y Bélgica.
Los datos de la eurozona de 19 miembros en su conjunto están pendientes, y los economistas también fijan los precios con una ligera moderación, la primera en un año y medio.
Esto proporcionará a los responsables de la formulación de políticas del BCE su actualización final sobre los precios antes de que tengan que decidir el 15 de diciembre sobre la escala del aumento de los costos de endeudamiento para ayudar a que las ganancias récord de los precios vuelvan al objetivo del 2 %.
Los funcionarios optaron por aumentos consecutivos de 75 puntos básicos en las últimas dos reuniones.
La pregunta ahora es si reducirán ese impulso medio punto, especialmente cuando el continente está al borde de la recesión.
Ciertamente no hay consenso al respecto. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, dijo el lunes que estaría «sorprendida» si la inflación alcanzara su punto máximo, mientras que Isabel Schnabel, miembro de la junta ejecutiva, dijo recientemente que podría ser demasiado pronto para frenar. —Bloomberg
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