Qué es el “poder blando” y por qué España es una potencia
3 min readLa conversación | España se comporta muy bien en algunos de los parámetros que generan el poder blando. Contamos con una gastronomía, un patrimonio cultural, escritores, cineastas y deportistas del más alto nivel. Todo ello genera una especie de cariño y atracción hacia España entre los ciudadanos de otros países, que se traduce en beneficios económicos.ya sea a través del turismo o mediante el consumo de productos hechos en España.
En otras palabras, El poder blando de un país es su capacidad para forjar alianzas e influencia en la esfera internacional. por el interés que los atributos culturales, políticos o económicos de su sociedad despiertan en los ciudadanos de otras naciones. Esta atracción se promoverá sin recurrir a la coacción ni al uso de la fuerza militar (poder duro).
Aunque es complicado medir el poder blando que tiene un país determinado, Los indicadores que se suelen tener en cuenta son la estabilidad política, la calidad de la democracia, el respeto por los derechos humanos y el medio ambiente.; desarrollo económico y nivel de vida de sus ciudadanos; la cultura, la educación, el progreso científico, el prestigio de sus universidades y su deporte y gastronomía.
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España ya no es tan diferente
La imagen que los ciudadanos extranjeros tienen de España ha cambiado, para mejor, durante el último medio siglo. Si bien todavía existen tópicos asociados al eslogan España es diferente, promovido en la década de 1960 para atraer turistas, lo cierto es que España ha mejorado mucho en términos económicos, educativos y científicos desde entonces.
El deseo de convergencia con nuestros vecinos europeos ha sido la fuerza impulsora fundamental detrás de este cambio. De manera general, España es hoy un país que cumple con los estándares europeos, e incluso líder en determinadas áreas del desarrollo científico, sin olvidar el éxito deportivo, ni la fama internacional de cineastas, escritores o cocineros. Pero no todo lo que reluce es oro.
Con motivo del centenario del Premio Nobel de Medicina otorgado a Santiago Ramón y Cajal, se desató el debate: ¿Cómo es posible que ningún otro español haya recibido un reconocimiento tan prestigioso? En los últimos años, la comunidad científica se ha movilizado exigiendo mejoras en las condiciones de financiación, severamente afectada por los recortes acumulados.
Hace poco más de un año el prestigioso oncólogo Mariano Barbacid subrayó este mensaje, denunciando la crítica situación de la investigación en España. Las cifras son generalmente tercas a pesar de que los políticos intentan ocultarlas. “Si no recibe fondos de la UE u otras fuentes privadas, es prácticamente imposible trabajar con lo que se le da”, agregó.
No menos preocupante es el llamado “exilio científico”, que afecta a miles de jóvenes españoles, obligados a buscar trabajo en el extranjero. Aunque es difícil dar cifras precisas, estamos hablando de 10.000 a 15.000 investigadores.
El daño no es que se vayan al extranjero, ¡al contrario! Es positivo hacerlo, por las oportunidades de mejora en la formación. El problema surge si la partida se convierte en un no retorno; por no hablar del dinero invertido en su formación. “España, una carrera de científicos jugando en ligas extranjeras”, se podría decir. El exministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque, anunció su compromiso de revertir la situación. Un rayo de esperanza. Veremos.
Además, hay otras estadísticas recientes que no deberían caer en saco roto o invitar a la euforia. Por ejemplo, el número de investigadores en el sector público disminuyó en un 12% entre 2010 y 2015, sin un aumento significativo en el sector privado.
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