diciembre 22, 2024

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Jeff Bezos: la transformación multimillonaria

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¿Cuándo fue la última vez que vio a un mensajero presionar el timbre en un portal en su calle cargado de paquetes de entrega decorados con membrete de Amazon? Posiblemente ayer a más tardar. O eso, o vives en Marte.

La empresa de comercio electrónico ha multiplicado su omnipresencia en nuestras vidas durante este año de encierro, al tiempo que ha incrementado exponencialmente la satisfacción (y cartera) de su fundador, el ser humano más rico del planeta.

Amazon nació como tal hace más de cinco décadas, en el caluroso verano de 1994, en ese momento apenas una pequeña librería online creada por un tal Jeff Bezos (apellido, por cierto, de origen gallego, ya que sus antepasados ​​emigraron a Norteamérica). América de esa región del norte de España), un joven visionario que supo vislumbrar -sabiosamente- horizontes muy prometedores más allá de una incipiente entonces ‘anécdota tecnológica’ llamada internet.

Hoy, 26 años después, Bezos es multimillonario (el hombre más rico del planeta, según las últimas estadísticas) y su empresa simboliza el fenómeno de la globalización mundial.
El hombre que comenzó vendiendo libros, discos y software personalmente (recibía pedidos durante el día, los empacaba por la noche y los llevaba a la oficina de correos al día siguiente en bicicleta) y que estaba a punto de cerrar debido a la bancarrota después de El estallido de la burbuja de las puntocom en 2000, hoy se ha convertido en el creador de un fenómeno comercial y social que va más allá del mero concepto de venta electrónica.

Pero su transformación personal no solo ha afectado su cuenta corriente. También a su apariencia. Este es el antes y el después de Jeff Bezos.

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Año 1996

Bezos había registrado su empresa con el nombre inicial Cadabra (cadabra.com), tratando de hacer un juego de palabras con la expresión mágica Abracadabra. Sin embargo, su sonido recordaba demasiado fonéticamente al sustantivo inglés “cadáver”, por lo que se decidió cambiar la nomenclatura a Amazonas (en referencia al río más largo del planeta, el Amazonas), sustantivo que también, al comenzar con el primera letra del alfabeto, ayudó en los buscadores de la época, que en ese momento indexaban en orden alfabético.

En ese entonces, Bezos estaba demasiado preocupado con el lanzamiento de su criatura digital como para preocuparse demasiado por su armario. Llevaba el típico look de oficina peatonal, gris y sin gracia. Camisas holgadas compradas a granel en una tienda departamental, pantalones de franela que colgaban sin gracia alrededor de la cintura y zapatos baratos de cuero arrugado. Una especie de uniforme de trabajo que lo confundía con alguno de esos millones de trabajadores anónimos que cada día deambulan por las aceras de los principales centros comerciales de Norteamérica.

A pesar de su juventud (tenía 32 años en ese momento), ya presentaba síntomas de alopecia progresiva, que ni siquiera trató de ocultar con un peinado favorecedor, que lo hacía parecer mayor de lo que realmente era.

Año 2020

Jeff Bezos tiene hoy, a sus 56 años, una fortuna personal estimada en unos 179 mil millones de euros (tómate tu tiempo para releer y digerir bien la cifra de 179 y sus nueve ceros detrás).

A principios de 2019 anunció su divorcio de MacKenzie Bezos, con quien llevaba 27 años casado y con quien tiene cuatro hijos (uno de ellos, de origen asiático, adoptado). Su nueva pareja, con quien acaba de comprometerse, se llama Lauren Sánchez -mujer de origen mexicano de 49 años-, periodista y presentadora de televisión.

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A los 56 años, el empresario viste trajes más ajustados y rejuveneció su imagen afeitándose.

Cuando se trata de su estilo, Bezos ha transformado completamente su imagen. Es común verlo con trajes más entallados, colores más atrevidos y cortes mucho más elegantes aunque relajados a la vez (quizás porque ahora compra su ropa en las mejores tiendas del mundo).

Además, ha sabido aceptar su calvicie con un afeitado que suaviza sus rasgos y rejuvenece su imagen.

El dinero puede no comprar el estilo, pero en el caso de Jeff Bezos, en esta comparación de antes y después, estamos mucho antes con el ‘después’ (vale la pena el juego de palabras).

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