Diez años después de la “Primavera Árabe”, el panorama general es claro.
2 min readAmbos. Una conclusión general que podemos sacar es que la resistencia fue más fuerte de lo esperado en los viejos regímenes militares-nacionales que resultaron de la ola de independencia de 1940-1960. En el invierno y la primavera de 2011, cuando la esperanza se extendió como la pólvora de un país a otro, los revolucionarios mostraron un poco de resistencia durante el alegre período que siguió al primer levantamiento.
Hoy, el panorama general es claramente sombrío: una transición democrática más o menos exitosa (en Túnez), dos regresiones dictatoriales (en Egipto y Bahréin) y tres guerras civiles (Siria, Libia y Yemen).
Otro diagnóstico que se puede hacer a nivel local es que el proceso revolucionario continúa. Lo vimos en 2018-2019 con levantamientos en Sudán, Argelia, Líbano e Irak. Es decir, medimos estos movimientos de transformación estructural a lo largo de varias décadas, a largo plazo.
Para volver a tu pregunta, sí, tienes que ir al nivel nacional para entender la dinámica local. Eso es lo que están haciendo los revolucionarios. Experiencias, lecciones, hay un proceso en cada país. Por ejemplo, los sudaneses no tenían la misma inocencia que los egipcios. No tomaron las calles después de la partida de Al Bashir, establecieron un equilibrio de poder con el ejército. ¿Es esto suficiente para evitar que la revolución sea confiscada por altos funcionarios? Queda por verse.
“Estudiante. Fanático profesional del café. Malvado ninja de la cultura pop. Adicto a la televisión. Pionero del alcohol”.