Dos años de luto permanente en México
3 min readUn mes después de su toma de posesión, en los primeros días de enero de 2019, el presidente López Obrador mostró un gráfico que mostraba que en solo unas pocas semanas de su gobierno el homicidios en México habían comenzado a mostrar “una tendencia marginal a la baja”.
El mandatario sostuvo esa mañana que había recibido al país con un promedio de 80 asesinatos al día, y que en 33 días había logrado bajarlos a 73.
“Habrá paz y tranquilidad en México”, prometió. Para lograrlo, solicitó un período de seis meses.
Antes de fin de mes, se habían producido 30 masacres en el país. En un enfrentamiento que se produjo cinco días después de la presentación de la gráfica, se encontraron 25 cuerpos quemados con el rostro mutilado por largos disparos.
Fue el comienzo de un año de registros siniestros. A diciembre de 2019 se habían cometido más de 35.000 homicidios.
El año en que íbamos a lograr la paz y la tranquilidad se convirtió en el año más violento registrado. Fue un año de duelo permanente. Un año marcado por los muertos y por la furia de los asesinos.
Mientras el gobierno mexicano apuntaba al pasado con un índice de fuego, estados enteros se quedaron solos, se hundieron en las llamas.
Llegó el 2020, el segundo año de gobierno, y la narrativa oficial insistió en enfatizar que la violencia finalmente estaba siendo contenida. Sin embargo, lo que dijo el mandatario en la “mañana” fue luego desmentido por las cifras presentadas por su propio gobierno: en 2020 hubo días de más de 100 muertes, como la que ocurrió el domingo 7 de junio, en la que 117 homicidios Fue reportado. .
El día anterior había ocurrido 94: en un solo fin de semana se contabilizaron 211 asesinatos. Ese fin de semana no fue más que el termómetro de la violencia desatada en México.
En la primera mitad del año, se habían cometido 17.982 asesinatos y la violencia había aumentado en 11 estados.
La organización Causa en común registró, entre enero y julio de 2020, 429 masacres: dos por día. También registró 16 hechos de extrema violencia cometidos diariamente.
Sus datos hasta septiembre hablaban de 764 hallazgos en fosas clandestinas. De 607 muertos por tortura y 519 por desmembramiento. 407 víctimas fueron quemadas.
Cinco meses fueron catalogados como los más violentos. Marzo (2 mil 585 homicidios), agosto (2 mil 524), julio (2 mil 519), abril (2 mil 492), octubre (2 mil 429).
Pido disculpas por el exceso de cifras, pero solo en esos cinco meses fueron asesinadas 12,549 personas en México.
Ni siquiera el confinamiento causado por la pandemia de Covid-19 pudo detener este brutal derramamiento de sangre. En los meses de encierro, en siete estados las muertes se contabilizaron incluso por horas.
En marzo, abril y mayo de 2020 se cometieron 6.079 ejecuciones según un análisis presentado por Lantia Consultores. La mitad de esas ejecuciones tuvieron lugar en Guanajuato, Baja California, Michoacán, Chihuahua, Jalisco, Guerrero y el Estado de México. Esos siete estados están llenos de muertos.
La guerra entre cárteles ha levantado alarma en fuentes en Sonora, Colima, Zacatecas, Guerrero, Tamaulipas y San Luis Potosí. El Cartel Jalisco Nueva Generación ha mostrado su fuerza en más de 20 estados: incluso se atrevió a atacar en la Ciudad de México contra el secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch.
En dos años, alrededor de 70.000 personas han muerto en México. En definitiva, dos años de duelo permanente, aunque las encuestas nos dicen que la narrativa supera una y otra vez la realidad.
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