Los signos son inconfundibles.
2 min readA veces, la patología es solo una cuestión de matices. Es natural sentir sufrimiento, incluso dolor intenso, al final de una relación tan importante como una relación romántica.
Sin embargo, hay una etapa más allá de la cual este sufrimiento se vuelve demasiado fuerte. Entonces necesitamos ayuda para superar la terrible experiencia. Este umbral es lo que a veces se denomina depresión amorosa.
¿Dolor de corazón o depresión?
La depresión amorosa puede verse como una forma de depresión “reactiva”.
La revista “Santé Magazine” la define “como una depresión a la que se le puede -aunque no sea suficiente para explicarla- atribuirle una causa externa: luto, divorcio o ruptura…”
“Sin embargo, esta noción es cada vez menos utilizada por los especialistas”, señala la revisión.
Síntomas a saber
Así, la depresión reactiva no aparece en la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), documento de referencia publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría.
Pero los síntomas de la depresión amorosa o reactiva siguen siendo los del “trastorno depresivo caracterizado”, documentado por el DSM-5.
Estos signos pueden ser difíciles de identificar, ya que son múltiples y no se manifiestan de la misma forma en todos los pacientes.
El DSM-5 enumera los siguientes síntomas:
- Un estado persistente de tristeza, que se traduce en llanto, sensación de vacío o desesperación;
- Pérdida de interés en las actividades y pasatiempos habituales;
- Trastornos del sueño (insomnio o hipersomnia);
- Trastornos del apetito (excesivo o insuficiente), pérdida o ganancia significativa de peso;
- Una sensación de fatiga persistente;
- Inquietud o enlentecimiento psicomotor;
- Sentimientos excesivos y persistentes de inutilidad o culpa;
- Indecisión o disminución de la capacidad de pensar;
- Pensamientos oscuros.
Al menos cinco de estos síntomas deben estar presentes durante al menos dos semanas. También deben inducir angustia en el paciente o perturbar su vida social y profesional.
Si cree que usted o alguien cercano a usted está afectado, comuníquese con un profesional de la salud que pueda establecer un diagnóstico y establecer apoyo, como un psiquiatra o un psicólogo.
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