Los investigadores de la FSU han descubierto que la mayor parte del nitrógeno en el Golfo de México proviene del agua de mar.
3 min readEl nitrógeno que convierte la vida en abono en el océano abierto del Golfo de México se transporta al Golfo desde áreas costeras casi poco profundas, encontraron investigadores de la Universidad Estatal de Florida.
Creativo, publicado en Comunicaciones de la naturalezaEs importante para comprender la red alimentaria de ese ecosistema, que es un sitio para muchos peces de valor comercial, incluido el atún rojo del Atlántico, que ha sido el foco de la investigación.
“El Golfo de México es importante por varias razones”, dijo Michael Stukel, profesor asociado del Departamento de Ciencias de la Tierra, los Océanos y la Atmósfera, y coautor del estudio. “Es una especie de desierto marino, con muy pocos depredadores que amenacen a las larvas, lo que lo convierte en un buen lugar de desove para muchas especies de atunes y mahi-mahi. Hay todo tipo de otras criaturas que viven en el mar abierto”.
La red alimentaria en el Golfo de México, que sustenta a las larvas recién nacidas y otros organismos, comienza en el fitoplancton. Al igual que las plantas en el suelo, el fitoplancton necesita nutrientes, incluida la luz solar y el nitrógeno, para crecer. Los investigadores querían comprender cómo entra al Golfo el nitrógeno que necesitaban.
Consideraron algunas hipótesis. Su primera idea fue que el nitrógeno puede provenir de las profundidades marinas. La otra es que un tipo de fitoplancton llamado fijador de nitrógeno alimenta a las larvas. Finalmente, pensaron que el nitrógeno de los bajíos de la costa podría entrar en mar abierto.
Combinando las mediciones realizadas en el mar durante las misiones de investigación en 2017 y 2018 con datos de observaciones satelitales y muestras, encontraron que más del 90 por ciento de la materia orgánica proveniente de la costa se debe al nitrógeno que ingresa al océano abierto en el Golfo.
Los científicos ya sabían que el gran Edis giratorio actuaría como una tormenta de movimiento lento en el océano, moviendo agua desde áreas poco profundas cerca de la costa hacia el interior del Golfo. Aunque no respondieron esa pregunta en este estudio, los investigadores creen que es posible que se haya movido nitrógeno en ese edis.
El cambio climático afecta la forma en que el agua cerca de la superficie del océano se mezcla con aguas más profundas. Comprender cómo el clima cambiante afectará estas corrientes laterales es una pregunta difícil de responder.
Esta es una parte importante del ecosistema de entender, ya que las larvas de atún y otras especies que se reproducen en el Golfo de México están atadas a arroyos que unen áreas costeras con mares abiertos pobres en nutrientes.
“Si queremos comprender cómo responderá este entorno al cambio climático futuro, debemos comprender cómo funcionan todos estos transportes laterales en el mar”, dijo Stukel. “Los científicos que estudian los balances bioquímicos, especialmente en cuencas rodeadas de playas productivas, que es la situación en el Golfo de México, deben considerar cuidadosamente cómo el transporte lateral afecta esos ecosistemas”.
El trabajo fue dirigido por Thomas Kelly, un estudiante de doctorado de la FSU recién graduado. Cuenta con el apoyo de la Asociación Nacional Oceánica y Atmosférica, la Fundación Nacional de Ciencias, la NASA, el Laboratorio Nacional de Campo de Alto Imán y el Estado de Florida. Investigadores de la Institución de Oceanografía Scripps y la Universidad de Hawái en Manoa fueron coautores del estudio.
“Pionero de Internet. Aficionado a los viajes. Adicto a los medios sociales independientes. Evangelista musical galardonado”.